Ya eran conocidas por la Policía. La madre y la hija que supuestamente
fueron investigadas a principios de año como presuntas autoras del
acoso al diputado regional del PSOE José María Pérez, exconcejal del
Ayuntamiento de Gijón. El propio afectado puso en conocimiento del
Cuerpo Nacional de Policía el continuo seguimiento y las difamaciones a
las que al parecer se veía sometido por parte de la mujer de 42 años y
su madre, de 80.
Los investigadores llegaron a tomarles declaración al
respecto en la Comisaría, pero no pareció causarles molestia alguna, ya
que los meses siguientes llegaron a explicar a los hosteleros afectados
como excusa para no abonar las cuentas que estaban «muy ocupadas»
organizando la boda de la más joven con el político y que incluso sería
él quien iría a abonar la deuda a los restaurantes.
Pero no sería únicamente José María Pérez el que sufriría
la actitud de las dos gijonesas. Según ha podido saber este periódico,
ambas tienen una orden de alejamiento de un hostelero del barrio de La
Arena, al que acosaron y coaccionaron, según consideró la Justicia. No
pueden acercarse a la víctima ni a su negocio a menos de 500 metros
hasta el próximo 2014.
Residen en la calle de Juan, en el barrio de El Llano, pero
para simular el alto tren de vida que aseguraban tener, llegaban a
colarse en portales de la calle Corrida. Podían llegar a permanecer
horas sentadas en la escalera hasta que volvían a salir, para luego
convencer a sus objetivos de que vivían allí mientras les acababan las
obras en el chalé que se estaban construyendo en Somió.
Lo cierto es que residen en un piso en el que no tienen
suministro eléctrico y en el que, según los vecinos, no abonan la cuota
de la comunidad desde hace meses. Todo un engaño que aparentemente les
sirvió durante meses en los cuatro establecimientos hoteleros en los que
comieron y cenaron diariamente con el compromiso de pagar a fin de mes.
Cuando los afectados empezaban a sospechar de sus intenciones y le
reclamaban el dinero, les amenazaban con denunciarlos por acoso sexual.
Era entonces cuando buscaban otro restaurante y tras
ganarse la confianza de los responsables del local a base de regalos y
buenas palabras, volvían a poder comer otras semanas más. Los
denunciantes son el café Manacor, la Perdiz Roja, el Bosco y el Puente
Romano. Se da la circunstancia de que la mayor parte de los locales
habían cambiado de gerencia en los últimos meses y no tenían referencia
de las mujeres, que ya eran conocidas por muchos gijoneses.
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